Desde el Parnaso

viernes, noviembre 25, 2011

EL tiempo vuela, la vida sigue

Mucho, mucho tiempo, mucho tiempo ha pasado desde la última vez que subí a este monte que domina mi ciudad, a este monte del que poca gente conoce el nombre que antiguamente tenia, y al que ahora, como mucho, se le llama, simplemente, el “cerro de los frailes”. Pero incluso puede que nadie le llame ya así, pues……. ¿Quiénes eran esos frailes?.
Da igual, da igual quienes eran aquellos frailes, da igual porque la memoria colectiva, nuestra memoria individual solo se va quedando con aquello que no le causa problemas. Nuestra mente, ¡tan inteligente ella!, va aparcando, en un rincón de difícil acceso, todo aquello que nos perturba, todo aquello que no nos gusta, todo aquello que nos entristece, todo aquello………….
Desde el Parnaso he visto pasar un año desde aquella noche, desde que aquella noche, en “una habitación con vistas” recibí una confusa llamada de una de mis hermanas, diciendo que Carlos la había llamado diciendo algo sobre mi padre que no entendía.
Aquella triste. y larga noche, falleció mi padre mientras yo hacia compañía a mi madre en una triste habitación con vistas de un hospital al que yo la lleve y del que yo me la traje, casi dos meses después, en una triste caja de madera en la que, yo lo sé, nunca estuvo realmente, pues su alma, su espíritu, su “ser”, viajo, aquella noche, junto a mi padre para ver aquel eclipse de luna que esa noche “sucedió” para ellos.
Durante este año, en algún momento, he tratado de volver a escribir cuando me he sentido triste y vacío, he tratado de volver a plasmar en este blog mis sentimientos y emociones, mis recuerdos hacia ellos; pero…., no he podido, no he podido expresar lo que siento, el vacío que me han dejado y el sentimiento de profunda tristeza que….., durante este tiempo, me ha embargado muchísimas veces.
Alguna vez me he puesto a escribir pero no he podido terminar, siempre he tenido la sensación de que no lograba expresar lo que sentía, lo que de verdad quería contar.
Supongo que todos nosotros, todos sus hijos, en algún momento, durante este año que ha pasado desde la muerte de nuestro padre nos hemos sentido verdaderamente “huérfanos” y lo hemos echado de menos inmensamente.
Supongo que cada uno de nosotros hemos tratado, cada uno a su manera, de superar nuestros momentos de añoranza y tristeza. Y…., espero y deseo, que esos momentos no haya influido en las personas que nos rodean y no hayan entristecido, ¡demasiado!, a las personas que queremos.(no tienen ninguna culpa)
Y….., si no, acordémonos de nuestra madre, de su ejemplo, de su sufrimiento en silencio.
Perdió a sus hermanos, perdió, poco tiempo después, a su padre; y, en plena juventud, se vio rodeada de “negro” durante demasiado tiempo; y, aún así, ¿cuando la vimos triste?; ¿cuando, a pesar de lo que llevaba por dentro, la vimos un mal gesto, una mala cara hacia sus hijos, hacia su familia?
Fue un ejemplo para todos nosotros, un ejemplo al que seguir, un ejemplo al que imitar, una figura a la que no olvidar por mucho tiempo que pase.
No sé como terminar este escrito, esta entrada en este blog que comencé de una forma totalmente diferente, de una forma que no tiene nada que ver con los sentimientos que ahora intento plasmar.
No quiero estar triste, no quiero que ninguno de nosotros este triste, se que nuestros padres no quisieran vernos tristes al igual que se que no quisieran que tomáramos “atajos” para evitarlo. Creo que, a veces, nos engañamos a nosotros mismos tratando de ver espejismos que nos alejen de la tristeza que nos rodea.
No me acaba de gustar lo que he escrito, pero lo voy a colgar, y también voy a colgar otra “parrafada” escrita un tiempo atrás que no colgué pues no me convencía del todo.
Quisiera cerrar un capitulo de mi vida con esta entrada, quisiera pasar pagina en el libro de mi vida y seguir adelante, como sé que mis padres quisieran que hiciera. Pero….., sé, al mismo tiempo que lo estoy intentando, que no lo conseguiré, que no podré cerrar este capitulo, que no podré olvidarlos pues, sé que mi vida, lo que me quede, se la debo a ellos y que yo, con todas mis circunstancias, soy su proyección hacia el futuro. ( lo qué me apena es que yo no tengo proyección).
Ya basta, ya basta por hoy, creo que si sigo acabare por no colgar nada en el blog.

Esto es lo que escribi hace tiempo:
La primera vez.

De nuevo en el Parnaso, aquí sentado, frente a un hoja en blanco, después de mucho tiempo sin hacerlo, después de mucho tiempo dando vueltas a una idea para “subir al Parnaso” y escribir.
Pero está claro que solo puedo hacerlo en determinadas ocasiones, en aquellas ocasiones en que , por alguna u otra razón, la tristeza me invade y me encuentro francamente bajo de moral.
Ahora mismo, me cuesta seguir escribiendo, a veces me pasa, me siento frente a la pantalla, con las ideas claras sobre lo que escribir, y después de unas cuantas palabras no se como continuar.

Este año, ha sido la “primera vez” en muchas cosas…..
Desde que fallecieron mis padres, cada día ha sido distinto a cuando ellos vivían.
Hemos pasado la primera Nochebuena sin ellos, la primera Noche Vieja sin ellos….. Pero la “primera vez” en que sentí su falta, fue al no poder llamarles, como hacia cada vez que viajaba, para decirles que ya habíamos llegado.

Siempre son las pequeñas cosas las que más se echan de menos, cuando llamaba era solo para decir “Papá , Mamá, ya hemos llegado”, y para oir “¿Qué tal el viaje?”, “dad recuerdos a todos”.
Solo era eso, solo un intercambio de palabras sin importancia, sin trascendencia y que ahora hecho tanto de menos.

Este año, llego el primer “día del padre” sin nuestro padre, y llego el primer “día de la madre” sin nuestra madre, e iran llegando sus cumpleaños, sus santos y no podremos felicitarlos ni hacerles regalo alguno.
Y nosotros cumpliremos años y nos volveremos a ir de viaje , y no nos felicitarán y no podremos llamarles para decirles “ ya hemos llegado”.

Sabemos que la vida sigue, que la “vida sigue igual” y así seguirá, sin ellos, sin nosotros cuando no estemos. Y sé que a ellos no les gusta vernos tristes, sé que ellos quieren que continuemos nuestras vidas, que seamos felices y que su recuerdo no nos entristezca, que no condicione nuestras vidas.

Hemos de seguir, sin ellos, pero así ha de ser.