Desde el Parnaso

lunes, diciembre 27, 2010

Eclipse de Luna


De nuevo escribiendo desde el Parnaso,ya quedo atrás aquella "habitación con vistas" sobre la ciudad de Madrid.
Hoy, dentro de una hora escasa, hará una semana que nos dejo mi madre, hará una semana que dejamos aquella triste "habitación con vistas"
Aquella noche llovía sobre Madrid, llovía y hacia mucho frío, el clima parecía querer acompañarnos en nuestro llanto y llenaba, aun más, de frío nuestro corazón.
Mamá nos dejo, eso queremos pensar, sin sufrimiento, después de 18 días apagandose poco a poco, aferrandose a la vida con una fortaleza sorprendente; fortaleza que sorprendió a los médicos y que nos llenó de tristeza a nosotros pues sabíamos de la inutilidad de esos esfuerzos, de la inutilidad de la lucha que su tremendo corazón mantenía, un corazón en el que cabía toda su extensa familia y en el que siempre había un hueco para aquel que la necesitara.
Mamá se fue con papá algo menos de un mes después de que él nos dejara;tiempo en el que apenas pudimos llorar a nuestro padre, tiempo en el que tratabamos de estar en todo momento junto a ella, tiempo en el que, curiosamente, todos los hermanos hemos estado más juntos que nunca en torno a nuestra madre.
Mamá muchas veces, en estos dos meses de hospitalización, se preguntaba porque el Señor le hacia pasar ese Calvario, porque la sometia a ese sufrimiento, porque la sometia a tan dura prueba; ahora, con la perspectiva que nos va dando el tiempo transcurrido,creo que la prueba era para nosotros, no para ella sino para todos sus hijos. Y puedo asegurar que ha sido dura, muy dura...
Pero pienso que, mamá, en sus últimos días de vida, ha conseguido lo que ella más anhelaba, vernos juntos y unidos y lo ha hecho entorno a ella; quizas la fortaleza que demostro estaba encaminada a unirnos, en el dolor, pero a unirnos al fin y al cabo.
En todo este tiempo que hemos pasado cuidandola, junto a su cama, nos hemos contado cosas que no habriamos hecho en ninguna otra ocasión, hemos compartido sentimientos que jamás hubieramos compartido.
Aquella madrugada habia un eclipse de luna, aquella madrugada "lloraba" sobre Madrid y las nubes impedian ver el eclipse y la maravillosa luna llena, aquella madrugada mamá dejo su triste "habitación con vistas" para ir a contemplar, en primera fila, aquel maravillo eclipse de luna junto a papá.
Puede que hasta haya sido la primera vez, hasta puede que en toda su vida, como padres nuestros, siempre dedicados a nosotros, no hayan tenido ni tiempo para pararse a mirar al cielo.
Sabemos que ahora estarán juntos y que allí donde esten seguiran velando por nosotros, cuidando de toda su familia como lo hacian desde aqui, y que aunque durante un tiempo el dolor oscurezca nuestros corazones, al igual que la Luna vuelve a brillar tras el eclipse, su "luz", sus entrañables recuerdos, sus enseñanzas y las ganas de vivir de ambos seguiran iluminando y acompañando a su familia, porque sabemos que ellos nos querian felices, alegres y que no les gustaría vernos tristes durante mucho tiempo.
Desde aqui, desde este rincón de la Vega del Tajo, solo me queda llorarlos, pues la verdad es que los hecho de menos. Ahora, pasados los días de máximo dolor, los días en los que todo va tan rapido que casí no te da tiempo a darte cuenta de lo que ha pasado; ahora, pasados esos días, es cuando me doy cuenta del vacio que su marcha me ha producido, y los echo de menos, muchisimo.
Pero me queda el consuelo de saber que siempre estarán "ahí" a nuestro lado, y se que cada Luna llena, su luz nos iluminará, un poco más si cabe, y nos haran compañia en los momentos en los que el "eclipse" no deje sin su luz.
Hasta siempre queridos padres, Papá, Mamá os queremos.

martes, diciembre 07, 2010

Habitación con vistas


Hace un año y unos días que no me paro a divisar, desde el Parnaso, lo que acontece en la Vega del río Tajo. Hace un año y unos días que no encuentro motivo alguno por el que escribir. Hace un año y algunos días desde la ultima entrada en este blog y hace unos ocho meses que esa entrada, al ser leída por la persona a la que quiero, dio lugar a una tremenda confusión que me quito las ganas de seguir escribiendo.
Hace un año y algunos días que no he vuelto al Parnaso y ni siquiera esta noche en la que escribo lo hago desde allí.
Mi vista, el paisaje que desde hace algo mas de un mes contemplo, es la vista sobre una gran ciudad.
La ciudad de Madrid, sobre la cual he visto amanecer, anochecer, con días de lluvia y sol, con la sierra nevada en el horizonte y las siluetas de los grandes edificios recortandose sobre las montañas y el cielo.
He contemplado la ciudad durmiendo y he visto como se despertaba, como sus calles se vaciaban y se volvían a llenar con sus gentes y sus vehículos al ritmo de las horas y de la luz del día. He contemplado como latía el corazón de esa ciudad y he visto como la vida en ella continuaba.
Y mientras tanto, desde esta "habitación con vistas" he acompañado a una vida que nos deja y he dicho adiós a otra que se nos fue en silencio.
Desde esta habitación, he repasado mi vida junto a ellos y se y he comprendido que, a pesar de que haya habido tristezas y sinsabores, su vida, y la mía junto a ellos, ha estado llena de alegrías y que sobre todo ha estado llena de sus enseñanzas.
Se que yo no seria como actualmente soy, sin su ayuda sin sus enseñanzas y cuidados, sin sus premios e, incluso, sus castigos. Soy , en cierto modo, su proyección hacia el futuro, y en mi siempre quedara algo de ellos.
Ojalá no hubiera conocido nunca esta " habitación con vistas" pero es ley de vida y ella nos ha traído hasta aquí, a esta habitación 55 de la planta 13 del Hospital 12 de Octubre de Madrid, donde mi madre lucha con la muerte una batalla ya perdida y en donde en una noche como esta, hace ya casi dos semanas, mis hermanos me comunicaron la muerte de mi padre.
Se fue, casi sin hacer ruido, mientras todos estábamos pendientes de mama en esta triste "habitación con vistas".
Ahora solo esperamos, esperamos el desenlace de una vida que nos dio la nuestra, que lucho por nuestra felicidad y de quien quiero pensar que la suya estuvo también llena de esa felicidad que tanto busco para nosotros.
Espero volver a escribir desde el Parnaso contemplando la maravillosa vista de los valles del Tajo y del Jarama con la sierra de Madrid al fondo, y se que mis padres tendrán, allí donde estén, la mejor "habitación con vistas".